Plantas maestras y meditación

Existe una relación muy interesante entre plantas maestras y meditación. Primero de todo vamos a intentar definir el concepto de plantas maestras. Las plantas maestras, también llamadas plantas de poder, son aquellas que permiten una expansión de la consciencia que aporta un mayor conocimiento. Han sido usadas, y aún se siguen usando, en todas las culturas del mundo, por todo el planeta. Para tomar decisiones importantes, consultar a los “dioses”, sanar miedos y creencias limitantes, liberarse de hábitos perniciosos…

Suelen actuar directamente a un nivel físico, mental-emocional, y espiritual. Por lo tanto se pueden usar para mejorar la salud física, para tratar asuntos psicológicos, y para tener experiencias espirituales o de estados superiores de consciencia. Existen centros en la selva amazónica que tratan con ayahuasca adiciones a drogas como la heroína. Y lo hacen con mucho éxito. 

¿Se trata de drogas?

Veamos la definición de droga en el diccionario:

1. f. Sustancia mineral, vegetal o animal, que se emplea en la medicina, en la industria o en las bellas artes.

2. f. Sustancia o preparado medicamentoso de efecto estimulante, deprimente, narcótico o alucinógeno.

3. f. Actividad o afición obsesiva. El fútbol es una droga.

4. f. medicamento. 

Generalmente, se asocia la palabra droga con la adicción. Es decir, una droga provoca adicción y además tiene efectos secundarios negativos para la salud.

Los chamanes del continente americano llaman a las plantas maestras “medicinas”. En este caso, toda medicina se puede considerar una droga, así como muchos productos que utilizamos en la alimentación. Pero la diferencia fundamental va a estar en el componente de adicción y de efectos secundarios nocivos.

Sabemos que sustancias que conocemos bien como drogas son altamente perjudiciales. Por ejemplo, la heroína, la cocaína y el alcohol, por nombrar tres de las más duras. Curiosamente dos son ilegales y una es legal… Otras drogas que causan daños y adicción son el tabaco, la marihuana, el azúcar, la cafeína. Éstas se consideran drogas blandas, y de nuevo, las hay legales e ilegales. También se pueden considerar drogas otras adicciones que no son a una sustancia, sino a un hábito, como al juego, al sexo, a la televisión, a las redes sociales, a la comida, etc…

Así, podemos observar que las adicciones en general, causan dependencia, obsesión, falta de consciencia, y en muchos casos, deterioran la salud física. Como alejan de la realidad, se pueden considerar todas ellas como alucinógenas.

Los chamanes afirman que las plantas maestras sirven para “des-alucinar”. Es decir, te llevan a ver la irrealidad de tus hábitos y adicciones, y te muestran la auténtica realidad.

¿Son adictivas?

Las plantas maestras no provocan adicción. Tomemos como ejemplo la ayahuasca. Tras una ceremonia, lo que menos te apetecerá será volver a beberla. Tampoco existe sobredosis de ayahuasca. Si fueses capaz de beber mucha cantidad, su toxicidad es parecida a la del agua… Eso sí, te hará vomitar más.

Uso sagrado

Otra característica de las plantas maestras o de poder es que su uso se hace dentro del marco de una ceremonia. Nunca son recreativas. Se toman con respeto y conexión a la “madre” naturaleza.

Plantas maestras y meditación

Una característica común de las plantas maestras y la meditación, es que ambas conducen a estados alterados de consciencia. La experiencia “espiritual” es muy parecida. Sensación de unidad con los demás, con el universo, comprensión del significado de la vida y de la muerte, entendimiento de las palabras de los grandes maestros, etc…

La experiencia espiritual con plantas maestras puede llevar a experiencias místicas. En este sentido, podría parecer una forma más sencilla de alcanzar esos estados de consciencia que la meditación. Pero no es del todo igual…

La experiencia espiritual con plantas maestras es como un regalo pasajero. Una ventana se abre y te permite ver lo que hay más allá, pero después vuelves a tu estado anterior, sólo con el recuerdo (a veces sólo parcial) de la experiencia. Es importante tener en cuenta esto, pues de lo contrario, te podrías creer que ya has alcanzado los logros espirituales. Has visto, pero no has llegado allí. Y al volver, interpretas desde tu estado mental actual.

Y aquí es donde entra en juego la importancia de la meditación. Porque la meditación no es mirar a través de una ventana, sino salir afuera y caminar el camino. Así, cuando llegas a la experiencia, realmente es tuya, la integras en tu existencia. Las plantas te pueden ayudar a vislumbrar el camino, a saber hacia dónde dirigirte, pero ahí acaba su función. Luego has de recorrer tú el camino. Te invitan a caminar, pero no pueden caminar por ti.

Integración

Lo ideal sería una integración entre plantas maestras y meditación. No es que sea necesario. Se pueden usar las plantas maestras únicamente y lograr sanaciones físicas y psicológicas importantes. Pero en el plano espiritual se quedarían “cortas” sin una práctica meditativa. Igualmente, se puede llegar a un pleno desarrollo espiritual sin necesidad de trabajar con plantas maestras. Pero la integración de ambas puede ser una ayuda interesante.

Plantas maestras y meditaciónUnir el trabajo con plantas maestras y meditación puede acelerar el proceso de “despertar”. La meditación sería la práctica central, integrada en el día a día. La experiencia con plantas sería únicamente esporádica. Podría bastar con una sola en la vida. 

En la práctica

En este blog lo que nos interesa es el “Despertar”. Por lo tanto, el trabajo principal será el interior, en el cual la meditación, bien entendida, será la herramienta principal y el camino a seguir.

Cualquier ceremonia bien llevada, con o sin plantas maestras, puede ser también una “meditación”. Existen prácticas que pueden llevar también a estados alterados de consciencia sin ninguna sustancia exterior. La música, las respiraciones, los cantos, el yoga, …, o una combinación de ellas, en un marco introspectivo, pueden ser una experiencia muy intensa.

Si vas a utilizar plantas maestras, el consejo es que lo hagas siempre en el marco de una ceremonia. Que no sea un “juego” o un “a ver qué pasa”, sino un recogimiento buscando tu propio auto-conocimiento. Deja que te guíe una persona experimentada. Y haz que sea una experiencia esporádica que te ayude a transformar tu vida a mejor. Que te sirva de guía y te anime a vivir más en el presente, en el aquí y ahora. En definitiva, que sea una ayuda a tu meditación.

“No hay nada bueno o malo. Todo depende del uso que se le dé.” 

Logan G. C.

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