Espíritu Navideño y Despertar

Llega la Navidad y, de repente, aparecen anuncios y películas relacionadas con estas fechas. Todos ellos llenos de buenas intenciones, un llamamiento a la bondad del ser humano. Buenos sentimientos en los que domina el amor, la bondad y la fraternidad. Fechas en las que el compartir gana terreno a la competición y el egoísmo. Llamamos a esto el espíritu navideño.

Recordamos a los seres queridos y se hace todo lo posible por compartir unos días, o al menos unas horas con ellos. Intercambiamos llamadas, mensajes. Nos hacemos regalos. Olvidamos las rencillas, dando lugar al perdón.

En definitiva, en estas fechas todo el mundo está dispuesto a dejar a un lado a su “personaje” y a ver lo que en verdad le une con los demás.

Espíritu NavideñoEl origen

Solemos creer, porque así nos lo han repetido durante nuestra educación, que en la Navidad se celebra el nacimiento de Jesús. La verdad es que no se sabe en qué día nació Jesús. Por los datos que se dan en los evangelios, se piensa más bien que Jesús tuvo que nacer a finales de la primavera o principios del verano. En realidad es un dato menor, no tiene importancia.

Pero en los tiempos en los que se funda la Iglesia, existían celebraciones paganas importantes en estas fechas. Y esa fue la razón de que decidieran imponer como fecha del nacimiento de Jesús la misma que las fiestas paganas. Así perderían fuerza y serían olvidadas. Y consiguieron su propósito.

Qué se celebraba

Entre el 21 y el 24 de diciembre, en el hemisferio norte de la Tierra, se dan los días más cortos y las noches más largas del año. A partir del 25, los días empiezan gradualmente a ganar terreno a las noches. Y lo irán haciendo durante seis meses. Hasta que en junio se llegue al día más largo y la noche más corta del año (la noche de San Juan).

De esta forma, en la mayoría de los pueblos antiguos, conectados con la naturaleza, se celebraba con gran alegría el 25 de diciembre. Era el “despertar”, el resurgir, de la fuerza del Sol. La luz empezaba a ganar terreno a las tinieblas. Los días dejaban de acortarse. Un nuevo ciclo daba comienzo.

Estas celebraciones, muy arraigadas en todos los pueblos, no se vinculaban con la naciente religión católica. Prohibirla sin más no iba a tener un gran resultado. Lo más sencillo, como han hecho otras grandes religiones, era “tapar” esa celebración con una nueva, impuesta por la nueva religión.

Simbolismo

Para la nueva religión, este día celebraba el nacimiento de Jesús, su maestro. Así, el 25 de diciembre simboliza la llegada del maestro, de la luz. Una nueva esperanza para el ser humano. Jesús viene a liberar de la oscuridad (del pecado original), a ofrecer un mensaje de amor. Para él, todos somos hermanos. Es decir, todos somos Uno. Independientemente de las nacionalidades, ideas, ocupaciones, rangos sociales, sexo, …

Prácticamente la misma idea que las celebraciones “paganas”. Este “espíritu navideño” simboliza la llegada de la luz. El inicio del “Despertar”. Podemos empezar a vencer a la oscuridad, a la ignorancia. Ser cada vez más conscientes, hasta llegar a la consciencia de Unidad. El nacimiento de Jesús es el “nacimiento” de nuestra luz interior, de nuestro verdadero Ser. La luz que vence a la oscuridad es nuestro Despertar. El inicio del camino a la Iluminación.

De esta forma, lo que llamamos actualmente espíritu navideño, tiene que ver con todo esto. Son días en los que “recordamos” la fraternidad, la igualdad de todos los seres humanos. Nos concienciamos de las necesidades de los demás. Somos capaces de dejar a un lado nuestros egoísmos. Todo se llena de luz, de adornos. Repartimos sonrisas y buenos deseos.

Sí, es cierto que la sociedad comercial se ha aprovechado de esto para promover el consumo. Pero no puede eliminar ese espíritu navideño que está en su base. Y no puede porque es real. El espíritu navideño es un llamamiento a nuestra verdadera esencia. Todos los sentimientos que hace aflorar, son verdaderos. Son los que en nuestro interior quisiéramos mantener encendidos todo el año. Toda nuestra vida.

1.914

Un gran ejemplo de este espíritu navideño tuvo lugar durante la Gran Guerra, la primera Guerra Mundial. Ocurrió entra las tropas del Imperio Alemán y las tropas británicas. No fue una tregua oficial. Ocurrió de forma espontánea entre los soldados. Empezaron a cantar villancicos en sus trincheras. Al escuchar que el otro bando también lo hacía, se animaron a gritar saludos de Navidad. De ahí pasaron a encontrarse, desarmados, en “tierra de nadie”, el espacio entre las trincheras. Se intercambiaron pequeños regalos y enterraron a sus muertos.

Espíritu Navideño

Tregua de Navidad 1.914

Esta tregua se propagó a otras zonas. En algunas duró sólo esa noche, pero en otras se prolongó varios días. Seguramente, si hubiese dependido únicamente de los soldados, la guerra habría terminado. Se habrían dado la mano y habrían vuelto a sus hogares, con sus familias. Seguramente habrían mantenido una buena amistad durante sus vidas. Pero la “oscuridad” y la inconsciencia domina a los que deciden desde sus despachos. A los que dan las órdenes, llenos de rabia y de rencor. Los mandos estaban en contra de esas treguas. Procuraron evitarlas por todos los medios. En los años posteriores ordenaban expresamente bombardeos en esas fechas para que no volviese a suceder una tregua parecida. No podían permitir un “reblandecimiento” de los soldados. El “espíritu de la guerra” debía mantenerse y vencer al espíritu navideño…

De este episodio se han escrito libros y hecho películas. Te dejo aquí un bonito anuncio que relata a la perfección esa tregua: https://youtu.be/GGGyNmuJBH0 

Y otra recreación de ese momento histórico: https://youtu.be/s-GhDhWXF1g

Espíritu Navideño en Objetivo Despertar

Desde Objetivo Despertar, te invito a que seas plenamente consciente de los sentimientos que despierta este espíritu navideño. Que reconozcas dentro de ti estas cualidades como las naturales a tu ser. Lo que verdaderamente une a todos los seres humanos.

Que estos días sirvan para meditar acerca del Amor, la Fraternidad, la Unión de todos. Y que esta llama que encendamos en estos días no se apague al acabar las fiestas. Que la tregua no sea cuestión pasajera, y que no volvamos a la “guerra” habitual de nuevo.

Todas las publicaciones desde este “Faro” van encaminadas precisamente a mantener el fuego encendido. A avivarlo. A que recordemos que estamos aquí para algo más. Despertar a nuestra verdadera naturaleza nos va a permitir vivir en un mundo mejor. Un mundo en el que los valores del espíritu navideño sean permanentes.

¡FELIZ NAVIDAD!

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