Practicando Yoga

En un artículo anterior, “Yoga y Despertar”, describí qué es Yoga. Hoy quiero profundizar en ello y explicar cómo podemos ir practicando Yoga en nuestra vida diaria.

Lo que tiene que quedar claro es que cuando digo Yoga, no me refiero únicamente a las posturas y al aspecto físico. Yoga, como dije en aquel artículo, es Unión, tanto el estado como las prácticas para alcanzarlo. Por lo tanto incluye Meditación y cualquier camino hacia el Despertar de la consciencia. Se puede decir que la vida entera es un Yoga.

Los “Yoga Sutras de Patanjali”

Practicando Yoga

Ya mencioné en aquella ocasión los “Yoga Sutras de Patanjali”, y su descripción de “asana”, o postura de yoga. Vuelvo ahora a este importante tratado para recordar lo que en él nos dice acerca de qué es el Yoga: “Yoga chitta vritti nirohdah”. Una traducción sería algo así como que el Yoga es el cese de las fluctuaciones mentales. Es decir, se trataría de calmar la mente, de poder dirigirla a un punto sin distracciones. Como decía en el artículo acerca de la meditación, se trata de no ser arrastrados por la corriente de pensamientos sin ningún control, sino poder convertirnos en observadores y dirigir nuestra atención voluntariamente allí donde queramos.

Así, estar practicando Yoga es, sencillamente, ser conscientes de cada momento que vives. Saber qué piensas, qué dices y cómo actúas. Si lo haces automáticamente, dejando que los pensamientos surjan y te arrastren sin control, en tus palabras y en tu acción, o si sabes qué pensamientos llegan, apartas los que no te interesan, eliges tus palabras y actúas con plena consciencia.

Los “Yoga Sutras de Patanjali” siguen explicando cómo funciona la mente y cuáles son sus “fluctuaciones”. Insiste en que la práctica principal es calmar la agitación de la mente para así obtener una más clara visión y comprensión. De la misma forma que las aguas tranquilas permiten ver el fondo. Ofrece varias formas de concentración para lograr ese propósito.

Las ocho partes (Ashtanga)

No es hasta el sutra 29 de la segunda parte donde describe las ocho partes (“ashtanga”) del Yoga.

  • Las dos primeras, Yama y Niyama, son normas éticas y de purificación interna y externa.
  • La tercera, Asana, es la postura, que describe como “firme, estable y placentera”. Es decir, la postura de Yoga, Asana, consiste en lograr mantenerse inmóvil al tiempo que con comodidad, de forma que permita practicar los ejercicios de respiración, concentración y meditación que menciona más adelante.
  • Pranayama es la cuarta parte. Se suele traducir como los ejercicios de respiración. En realidad va más allá, pues se refiere al control del “prana”, o energía vital.
  • Las siguientes partes son, más que prácticas, estados por los que se va transitando hasta alcanzar la iluminación o Samadhi. Éstas son: Pratyahara, o control de los sentidos, Dharana, o estado de concentración plena, y Dhyana o meditación. Se refiere a ellos como estados, aunque también los conocemos como técnicas y prácticas concretas que llevan a esos estados.
  • La última parte, Samadhi, es la consecución del Yoga o unión. Describe varios tipos, que son una graduación de “despertares” que culminan con el gran Despertar, conocido como “Iluminación”.

Practicando Yoga desde las Asanas

Practicando Yoga

Yoga en el Ganges

 

Conocemos el Yoga, principalmente, por sus prácticas físicas. De hecho, ahora se distinguen entre distintos tipos de Yoga únicamente por la diferente forma de practicar las posturas. Tal clasificación, en realidad, es incorrecta, pues todas son un mismo Yoga. Sería más acertado distinguir entre distintos estilos de practicar asanas. De cualquier forma, ahora se habla de Ashtanga Yoga, Kundalini Yoga, Iyengar Yoga, Hatha Yoga… Todos son Yoga, y sólo se diferencian en la forma de practicar  asanas. No hay una forma mejor o peor. A la hora de practicar, prueba y elige la que más te convenga. Pero recuerda, la esencia del Yoga va mucho más allá.

 Una sesión

En general, independientemente del estilo que sigas, una sesión de asanas contiene:

  • Una toma de consciencia o meditación corta. Se trata de dejar a un lado los pensamientos y centrarse en las sensaciones. Volver al “aquí y ahora”.
  • Calentamiento: movimientos de las articulaciones y ejercicios de respiración. Aquí se suele usar el popular “saludo al sol”, en algunas de sus variantes.
  • Posturas de pie y equilibrios. Flexiones laterales de columna.
  • Posturas de flexión de la columna hacia adelante.
  • Posturas de flexión hacia atrás.
  • Torsiones.
  • Posturas invertidas.
  • Relajación final.

Recordando los puntos importantes

Quiero recordar aquí, tal y como dije en el anterior artículo sobre Yoga, que los tres puntos importantes en toda práctica son: la relajación, la concentración y la inmovilidad.

Sea cual sea el estilo o escuela que sigamos, estos tres puntos esenciales han de estar presentes en nuestra práctica.

  • La relajación se puede practicar al principio, al final, y entre algunas posturas o series de posturas. También durante las posturas, entendiendo entonces relajación como la capacidad de relajar aquellas zonas del cuerpo que no están trabajando en ese preciso momento, y que por lo tanto se pueden relajar.
  • La concentración es mantener la atención en las sensaciones corporales y en la respiración, evitando las distracciones mentales. En cada postura se puede poner la atención en diferentes partes del cuerpo, sobre las que más incide. La respiración es importante tanto para la ejecución de las posturas como para enraizar en ella nuestra atención.
  • La inmovilidad, en algunas posturas y durante la relajación, permite profundizar mucho más en las sensaciones. La mayoría de los beneficios de las posturas derivan de ella. La inmovilidad, relajada y atenta a lo que está ocurriendo en ese preciso instante, te lleva a estados profundos de consciencia. A estados que son la esencia del Yoga y de la Meditación. Durante ella es cuando descubres de verdad qué es Yoga, y puedes sentir todos los beneficios que te aporta.

La práctica en el día a día

Suelo decir, refiriéndome a las clases que solemos dar en centros y escuelas, que el Yoga te va transformando lentamente, sin que nadie te tenga que decir nada. Simplemente a través de tu práctica física, vas produciendo cambios en tu conducta y en tu forma de percibir la vida. Aprendes a relajarte en distintas situaciones, a ser más consciente de lo que ocurre y de cómo reaccionas. Y eso sucede “solo”, automáticamente, paulatinamente.

Puedes hacer que esos cambios se aceleren y vayan mucho más allá. Si te propones que el Yoga no se quede en tus sesiones semanales, sino que te acompañe practicando Yoga en tu día a día. ¿Cómo? Simplemente siendo más consciente de lo que haces. Lleva tu atención a los pensamientos que tienes, las palabras que empleas, tus cambios de humor, etc… Aprovecha los momentos que puedas para relajarte, ser consciente de tu cuerpo, respirar más profundamente. Disfruta de los momentos de silencio. Aprende a escuchar a los demás sin estar pensando en lo que vas a responder. Ponte en el lugar del otro. Observa el mundo que te rodea con asombro y admiración. Cada momento es único, y poder saborearlo es una bendición.

Recordatorios

Puedes ponerte pequeñas notas, allí donde las veas a menudo, y en tu cartera, que pongan:

  • ¡Relájate!
  • ¡Respira!
  • ¡Sonríe!
  • Observa atentamente a tu alrededor.

Y cualquier otra cosa que se te ocurra. Por ejemplo, si quieres fomentar alguna cualidad en ti, puedes recordarte: “Confía”, “Sé amable”, “Atrévete”, …

La práctica principal y esencial del Yoga es VIVIR. Vivir plenamente, con consciencia, presente. Por eso decía al principio que la vida entera es un Yoga. Pues así es, y así ha de ser si queremos vivir una vida plena, feliz. Vivir una vida consciente es estar practicando Yoga continuamente.

Seguiré profundizando en los distintos aspectos del Yoga en futuros artículos. Para no perdértelos, si aún no lo has hecho, suscríbete al blog. Además recibirás como regalo de bienvenida un PDF con 50 frases para meditar de “Objetivo Despertar”.

¡GRACIAS!

¡Consúltame!