Lentitud y Yoga

Lentitud y Yoga van de la mano. No se puede hacer Yoga con prisas, ni comprimir una sesión de una hora en veinte minutos porque “hoy no tenemos tiempo”… Si practicas las posturas de yoga con prisas, no estás haciendo Yoga. Eso sería otra cosa, una especie de gimnasia. Te puedes relajar rápidamente, pero no puedes relajarte con prisas.

Además, en un mundo que nos invita a llenarnos de actividades, la prisa y el estrés se instalan demasiado fácilmente. La mente “salta” de una cosa a otra. Le gusta adelantarse. Aún no se ha terminado algo, y la mente ya está en lo siguiente. El Yoga no está en la mente. Precisamente, se encuentra más allá de la mente. Y para ello, la lentitud va a ser una gran aliada para “entrar” en el Yoga.

En tu sesión de “asanas”

Lentitud y YogaSi hoy tienes menos tiempo para tu sesión de asanas, en vez de querer hacerlas todas más rápidamente, reduce el número de posturas. En la primera opción te alejarías del Yoga, estarías haciendo otra cosa. Con la segunda opción, te permites “entrar” en las asanas, en tu sesión. Será más corta, pero igual de profunda. Mantendrás el espíritu del Yoga, sin “traicionarlo”…

Si un día te sientes más acelerad@, con más estrés que de costumbre, practica entonces con más lentitud. Eso hará que tu mente se tranquilice, que se calme la corriente de tus pensamientos. La lentitud favorece la consciencia, la observación, la relajación. Te será más fácil instalarte en el “aquí y ahora”, indispensable para que lo que estés haciendo sea Yoga.

Y si vas a clases de Yoga, ten cuidado también con no acelerarte. Es muy común en las personas “experimentadas”, que como ya saben lo que viene a continuación, se adelantan a las indicaciones, saltándose así detalles importantes. Dejan a un lado la atención y se dejan llevar por el automatismo de la mente. No dejes que esto te suceda. No te adelantes. Vive el momento presente, plenamente consciente. Cada sesión es nueva, aunque hagas lo mismo cada día. Sólo existe este momento, y por lo tanto, no se repite, es nuevo, eternamente nuevo. Si no estás aquí y ahora, no estás en ninguna parte… Te has perdido. No estás en Yoga. No importa cuánta experiencia tengas. Pues en realidad, este momento es único, nuevo, sin experiencias previas.

Lentitud y quietud

La lentitud te va a facilitar entrar en la quietud. La quietud es un estado interior. No significa inmovilidad, aunque pueda estar asociada a ella.

La mente tiende a acelerarse, a pasar de un pensamiento a otro incesantemente. La lentitud, en cualquier cosa que estés haciendo, te va a permitir ser más consciente del momento presente. Vas a poder sentir más cosas, disfrutar y saborear la vida más plenamente. Y a través de la lentitud podrás entrar en la quietud. Tanto física, como mental, emocional y espiritual. Físicamente te será más fácil instalarte en la inmovilidad, tras realizar movimientos cada vez más lentos. Interiormente, te será más fácil encontrar tu centro, ese lugar en el que te encuentras en paz, con serenidad y relajación.

La quietud es la calma, la serenidad, la capacidad de afrontar cualquier situación sin verte arrastrad@ por ella. Es característica del Yoga, producto y sinónimo de la Meditación. A través de ella, en ella, te encuentras verdaderamente. Desde la quietud puedes actuar con sabiduría, con verdadero Amor. La auténtica Felicidad se saborea desde la quietud.

Transformando cualquier acción de tu vida

En realidad, la vida entera es el Yoga. Puedes ver los artículos anteriores en este blog acerca del yoga:

Lentitud y yoga significa poner consciencia en todo lo que haces. Vivirlo plenamente, estando presente. Caminar, comer, hablando con alguien, trabajar, haciendo el amor… Que no sea cierto para ti ese dicho de que la vida es aquello que pasa mientras tú estás pensando en otras cosas. Recuerda: sólo estás aquí y ahora.

La lentitud es una forma maravillosa de acceder a ese “aquí y ahora”. Te ayuda a poner mucha más consciencia a lo que estés haciendo, a “saborear” y “degustar” plenamente el momento presente.

  • Prueba a comer más despacio, disfrutando de los sabores y olores. Además, así mejorarás tu digestión y comerás únicamente la cantidad que de verdad necesitas.
  • Camina más despacio, disfrutando de tu entorno. Presta atención a todo lo que ves y sientes. Incluso si vas más deprisa, aunque te costará más, también puedes estar mas atent@ a lo que entra por tus sentidos.
  • Deja que haya más espacio entre tus palabras. Sin llegar a la exageración, simplemente deja que fluyan mejor tus palabras desde el espacio entre ellas. En vez de querer decir muchas cosas en poco tiempo, elige lo que vas a decir, piensa tus palabras, y así éstas serán más justas y precisas. Comprobarás que te escucharán más y mejor hablando de esta manera.
  • En tus relaciones íntimas, la lentitud te abrirá un mundo mayor de sensaciones, emociones y satisfacción. Dedica para ello un tiempo especial, suficiente, sin prisas. Reserva un tiempo, crea una cita con tu pareja y preparaos convenientemente para el encuentro.
  • Une lentitud y yoga practicando asanas lentamente. Te llevará más fácilmente a la atención.

“Vísteme despacio que tengo prisa”

Seguro que conoces esta expresión. A veces, el querer hacer algo rápido hace que surjan con más facilidad errores. Sin embargo, si se hace lo mismo más despacio, con atención y dedicación, se hace mucho mejor. Y paradójicamente, muchas veces, en menos tiempo…

Por supuesto se puede aprender a hacer algo de manera rápida y efectiva al mismo tiempo. Requiere entrenamiento, y la clave es llegar a acometer esa actividad desde la relajación y la calma. Relajación no es pasividad. Puedes estar relajad@ sin moverte, pero también inmers@ en cualquier acción. El secreto de los deportistas de élite, lo que les diferencia para poder llegar a ser los mejores, es precisamente su capacidad de relajación y concentración.

Prueba a hacer algo más despacio. Sobre todo, con calma y relajación. Verás cómo cambian las cosas. Cómo algunas cosas de hecho, se consiguen más rápidamente…

Tu vida entera es el Yoga. Lentitud y Yoga te facilitarán la quietud, el acceso al estado de meditación.

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